La experiencia de siglos está asociada a la clase presencial expositiva, sin embargo el advenimiento de la sociedad del conocimiento configuran nuevos roles y perfiles de competencias en los espacios virtuales de aprendizaje, entre ellos el tutor virtual, el que en el nuevo sistema convergente propugnado, se convierte en un elemento clave del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Es innegable el estatus de Internet como el instrumento más poderoso de información y comunicación que existe gracias a las nuevas tecnologías y la rápida caducidad del conocimiento, existen pocos saberes que sirvan para toda vida, de allí que el aprendizaje más útil en el mundo moderno es el aprendizaje del proceso de aprendizaje.
La tutoría virtual, que se apoya en un entorno formativo telemático, capaz de diversificar las fuentes del conocimiento y de proporcionar una ayuda al alumno.
En suma, la diversidad de matices de la tutoría y los logros que pueden obtenerse de una eficaz implementación, no hacen sino avalar la necesidad de generar y potenciar entre el profesorado y alumnado de la Universidad de la orientación y tutoría.
Describiremos el perfil del tutor virtual al que las nuevas tecnologías le permiten una relación horizontal por ello si comparamos los perfiles del estudiante y del tutor virtual comprobamos que existe un importante número de competencias, conocimientos y actitudes comunes. Para hacer visible estas semejanzas, hemos preparado sobre la base de un conjunto de autores y organismos internacionales, el perfil de competencias del estudiante y del tutor virtual, con una doble finalidad. La primera, para el estudiante y el tutor sirve de orientación respecto a las demandas formativas de la sociedad del conocimiento usando entornos on-line. La segunda, a modo de espejo, especialmente para el tutor, puede constatar que en los espacios virtuales de aprendizaje, entran en juego competencias tecnológicas, pero fundamentalmente relacionales y conjunto de actitudes orientadas a lograr una interacción efectiva en función del aprendizaje.
Además le facilita la comprensión de las dificultades de convertirse en alumno en línea, por ello adicionalmente es importante que el tutor virtual posea experiencia personal como alumno en línea y sea usuario de las nuevas tecnologías.
Al hacer visibles las competencias del tutor y estudiante virtuales, constatamos el grado de consenso de la comunidad internacional respecto a las competencias a desarrollar, lo que constituye una base para los diseñadores de contenido, los desarrolladores de herramientas tecnológicas, los encargados de la gestión y muy particularmente, en esta oportunidad, destacamos aquellos conocimientos, habilidades y actitudes que debe poseer el tutor virtual.
La tecnología es un medio para la interacción entre los sujetos humanos. El tutor virtual establece una relación humana con el estudiante virtual la que debido a este espacio virtual, requiere una mayor intencionalidad y uso de recursos para establecer la comunicación cálida, afectiva y efectiva que demandan la nueva realidad que vivimos.
PERFIL DEL TUTOR VIRTUAL
El tutor virtual debe conocer y adherir a las demandas que plantea la sociedad de la información reflejada de manera sintética en este artículo en el perfil del estudiante. Se pretende formar estudiantes autónomos, que auto dirijan convenientemente su proceso de aprendizaje permanente. El mejor tutor es el que a medida que enseña se va haciendo más prescindible, al tiempo que el estudiante va adquiriendo cada vez más autonomía (García Nieto, 2004). Las e-actividades estructuradas, cuidadosamente planeadas y con ritmo controlado reducen el tiempo de e-moderación y afectan directamente al los resultados efectivos de aprendizaje, añadiendo valor a la inversión. (Salmon, 2004), dado que el aprendizaje electrónico es más individual que con la totalidad del grupo.
Los tipos de tutores respecto a la función, en la educación superior, se distinguen el tutor disciplinar, el tutor del alumno y el tutor relacional (Ardizonne, 2004). Es una figura que acompaña a los alumnos durante la acción formativa realizando un proceso de mediación de distintas fases de integración y autonomía de los alumnos. Pone en práctica una serie de habilidades que difieren, en fondo y forma, de las habitualmente utilizadas en la formación presencial.
El tutor disciplinar es experto en las disciplinas de la oferta formativa. Sigue a los alumnos en su aprendizaje, gestiona servicios de preguntas frecuentes sobre temas del curso, realiza prácticas, coordina el trabajo de eventuales grupos virtuales que pueden surgir durante el curso, realiza pruebas parciales y se ocupa de la construcción del portafolio de los alumnos.
Tutor del alumno en este caso no se trata de un experto de la disciplina sino de una figura de coaching, en la mayoría de los casos con formación psicopedagógica. Debe seguir al alumno en su itinerario formativo, acompañarle en sus decisiones y facilitarle el contacto con la universidad.
Tutor relacional a él se le atribuyen funciones de control, análisis y gestión de las dinámicas comunicativas (liderazgo, conflictos) que pueden surgir entre los alumnos y entre los alumnos y los docentes durante el desarrollo de las actividades didácticas.
Además de la función didáctica tradicional, el docente está llamado ahora a desempeñar otras funciones de tipo social, de gestión y tecnológicas, las que son funciones del equipo e-learning (Ardizzone, 2004), es un mediador entre la información y el conocimiento (Tribó, 2005).
Trabajar en línea crea una amplia serie de sensaciones en los participantes y los tutores on-line. La frustración con la tecnología es común, pero se olvida fácilmente. La experiencia de no compartir el espacio físico es probablemente el mayor detonante de las emociones. El aislamiento tiene dos dimensiones. Una es el distanciamiento físico (estar solo) y la otra psicológica (distanciamiento mental, sentirse solo) (Salmon, 2004).
El perfil del tutor virtual lo hemos sintetizado en la Tabla: Competencias del tutor virtual, el que ha sido preparado a partir de los perfiles descritos por un conjunto de autores (Ardizzone, 2004; Cabero, 2007; Ecdl, 2002; García Nieto, 2005; González, 2007; Guitert, 2007; Inacap, 2007; Irigoin, 2002; Marcelo, 2004; Miguel, 2006; Monereo, 2005; Salmon, 2004). Cabe señalar el alto nivel de coincidencias en las competencias planteadas por los distintos autores que en su mayoría reflejan la visión de organismos internacionales. De todas maneras queremos destacar la visión optimista de los estudiantes por parte del tutor virtual, confiar que todos tienen el potencial para aprender. El buen tutor virtual es experimentado y entusiasta, se muestra implicado en la formación y transmite entusiasmo; es flexible, pero organizado; tolerante, buen comunicador y mejor “oyente”, conocedor de la tecnología. Lo que preocupa a los estudiantes no es cómo se produce la interacción con el tutor sino la cantidad y la calidad de las interacciones.

 
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